El Índice de Precios al Consumidor (IPC) en los Estados Unidos registró una tasa interanual del 7% anual en diciembre, la mayor cifra en 39 años, anunció la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS según su sigla en inglés) dependiente del Departamento del Trabajo.
La cifra interanual, la mayor desde junio de 1982 y dos décimas superiores a la de noviembre, allanará el terreno para que la Reserva Federal (FED) continúe con la reducción de su política acomodaticia de estímulos, y el incremento en las tasas de interés de referencia, con el objetivo de detener la escalada en los precios.
En ese sentido, se espera un primer aumento en las tasas para marzo, adelantándose en lo previsto hace pocos meses atrás.
De forma contraria al dato interanual, que era esperado por los analistas, la cifra mensual presentó un alza de 0,5% a comparación de noviembre (un 0,6% si se tiene en cuenta únicamente la inflación subyacente, sin los valores de la energía y los alimentos), un número que excedió lo previsto.
Por su parte, la inflación subyacente interanual alcanzó un 5,5%, récord desde febrero de 1991.
Los disparadores del aumento de precios
Los grandes influenciadores del aumento de precios fueron los valores de los autos usados (con un alza de 3,5% mensual y 37,3% interanual) y del alojamiento (0,4% mensual y 4,1% interanual), junto con los alimentos (0,5% mensual y 6,3% interanual).
Respecto de estos últimos, algunos de los productos registraron aumentos por encima del promedio, como es el caso de la carne vacuna que se incrementó, de acuerdo con el corte, entre 18,6% y 21,4% anual, mientras que el pollo y el pescado subieron un 10%.
En cambio, los precios de la energía cayeron en diciembre por primera vez desde abril registrando ua descenso de 0,4%, luego de haber liderado mes a mes el índice general; aunque en la comparación anual acumula un incremento del 29,3% (49,6% en el caso específico de la gasolina).
También registraron aumentos en diciembre los muebles para hogar, los vehículos 0 kilómetro y la cobertura médica, entre otras categorías.
Sorpresa en el Ejecutivo
La inflación tomó por sorpresa a las autoridades estadounidenses y comenzó a ser un objeto de crítica al Gobierno: Jerome Powell, el presidente de la FED, la consideró discursivamente como un fenómeno «transitorio» hasta fines de noviembre del año pasado.
Frente a un sólido rebote en la demanda, los problemas en las cadenas de suministro, la escasez de trabajadores calificados y el aumento de los precios internacionales de commodities como los metales, los alimentos y la energía, presionan al alza los precios de la economía estadounidense.
Se espera que la nueva variante ómicron de coronavirus genere un nuevo impacto en la cadena de suministro, junto con un mayor ausentismo en los establecimientos.
«Lo que tenemos ahora es un desajuste entre la oferta y la demanda, con una muy fuerte demanda en áreas donde la oferta se encuentra constreñida, particularmente en los bienes como los autos», manifestó ayer Powell frente al Senado como parte de su proceso de reconfirmación al frente de la institución.
«Si tenemos que subir más las tasas de interés con el tiempo, lo haremos. Usaremos nuestras herramientas para bajar la inflación», agregó.
Una consecuencia del aumento de precios es la contracción del poder adquisitivo, pese al incremento de los salarios: según otro reporte publicado por el Departamento del Trabajo, los ingresos horarios (ajustados por inflación) cayeron en promedio 2,4% interanual en diciembre, pese a registrarse un incremento mensual -el primero en tres meses- del 0,1%.
El salario real cayó 0,5% entre septiembre y octubre, ya que el incremento registrado del 0,4% en el salario horario fue menor a la inflación mensual; mientras que se redujo en un 1,2% a comparación del mismo mes de 2020.
Desde principios de 2021, la inflación estadounidense registró una escalada progresiva superando el 2% anual en marzo, el 4% en abril, el 5% en mayo y el 6% en octubre.